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GOYA

Francisco de Goya y Lucientes fue un pintor y grabador español. Nació a Fuendetodos, un pueblo aragonés, el año 1746, de padre artesano dorador y de madre hidalga.





​A los 14 años recibió su primer aprendizaje artístico constituido por el estudio del Barroco italiano en el taller de su maestro de Zaragoza, José Luxán.



​En 1771 fue a Roma donde permaneció tan sólo unos meses aprendiendo las técnicas del fresco y admirando las obras de los inmortales. Del año siguiente, ya en Madrid, es su primer Autorretrato, el primero de toda la serie que pintaría durante su vida.

Poco después se casa con Josefa, hermana de los Bayeu, circunstancia que debió de serle favorable por cuanto su cuñado Francisco era pintor de cámara y no le fue difícil introducir en la Corte a nuestro joven pintor. Hasta los cuarenta años Goya prácticamente se limitó a pintar únicamente escenas costumbristas.


Hacia 1774 comienza a grabar las obras de Velázquez (Goya destaca, además, como grabador). Con esto pudo profundizar más en la obra velazqueña hasta el punto de que solía decir que sólo Velázquez y la Naturaleza habían sido sus verdaderos maestros.
Por estas fechas nace su primer hijo, que no sobreviviría por mucho tiempo.


En 1775 se hallaba ya trabajando, por encargo de la Real Fábrica de Tapices, en sus famosos cartones, obras a las que Goya dedicó gran parte de su actividad y a las que, además, debió su entrada al ámbito de la fama. La colección de estos cartones muestra la evolución de su estilo, desde los temas populares llenos de gracia chispera y colorido brillante a las críticas sarcásticas de la sociedad que le rodea. 


En 1780 es nombrado académico de la Real de Bellas Artes de San Fernando, para cuya recepción pintó una Crucifixión, única que se le conoce, cuadro de sentimiento religioso frío y distante, muy humano y poco divino.

El 1783 empiezan sus años de felicidad. Los encargos se suceden y la aristocracia le busca. Traba amistad con el infante Luis de Borbón, al que retrata con su familia dentro de una conmovedora sencillez y humanidad. Ya encontramos a un Goya con un profundo sentido de la psicología que sabrá descubrir y evidenciar en todos los personajes que posen ante su caballete, característica que no abandonará en su larga vida y le harán peculiar en su gran faceta de retratista.

Nace su segundo hijo, Francisco Javier, en 1774, único que le vivirá.



Protegido por la Duquesa d'Osuna, a quien llamaron la atención los primeros retratos del pintor, el año 1785 se convirtió en pintor del Rey Carlos III.

La técnica goyesca ha llegado ya a gran altura; domina todos los elementos precisos para lograr una obra de arte: seguridad y espontaneidad en el dibujo; equilibrio en la composición, sencilla y bien proporcionada; luz intensa y colorido brillante sabiamente distribuidos. Goya es el pintor especialmente colorista de la pintura española. Sabe lograr la “atmósfera” al estilo de Velázquez y eliminar los accesorios inútiles que resten valor al asunto principal. Esta simplicidad es una de sus cualidades más destacadas.



Goya sigue produciendo cartones y retratosDe 1792 son los últimos cartones; está llegando a la cima de su ciencia


Por estas fechas ya le aqueja una depresión nerviosa, inicio de una penosa enfermedad que le acompañará ya el resto de su vida. Al año siguiente, estando en Cádiz empeoró con dolores de cabeza y pérdida del equilibrio, empezando a notar que perdía el oído. Su sordera marca una etapa especial en su vida y en su arte.

El año 1799 pintor de cámara del Rey Carlos IV. 

Goya toma a partir de ahora un nuevo giro en su vida y en su pintura. Aún su enfermedad no ha llegado al máximo. Se repone y sigue pintando. Hace una serie de once pequeños “cuadros de gabinete” para la Academia de San Fernando, donde se nota el cambio sufrido. Ya no tiene el tono alegre y colorista anterior; sin embargo, marcados con cierta intensidad de tragedia, son un paso adelante en su maestría, vislumbrándose ya la altura técnica y emotiva de las “pinturas negras”.



En 1793 cuando empieza los grabados de los Caprichos que se publicarán cuatro años más tarde. 

En 1795 es director de la Academia, y cuatro años más tarde, Carlos IV lo nombra primer pintor oficial de cámara. Ha alcanzado el más alto escaño en la vida artístico-social española.


En 1798 pinta los maravillosos frescos de la ermita de San Antonio de la Florida. Deja en la bóveda las escenas de un milagro del santo transportado al ambiente de la época entre madrileñas alegres y populares que asisten a la visión. No oculta Goya nada en sus retratos; los presenta tal cual son, con su fealdad, con su arrogancia ridícula o con la apostura propia de un aristócrata, aunque en esta época es más común la afectación que la verdadera elegancia. El lujo desmedido y la absurda presunción son signos de la insuficiente capacidad de la mayoría de aquellos personajes.


La serie de retratos con estas características culmina en la Familia de Carlos IV (Prado); trata Goya la composición al modo de Velázquez en sus Meninas, consiguiendo también esa atmósfera, aunque no tan etérea; también Goya se retrató en él en un rincón y ante su caballete.
En esta época hace sus dos celebérrimos cuadros: La maja vestida y La maja desnuda.


1808 marca una fecha decisiva en la historia europea y en la vida y obra de Goya, tan sumo pintor como eficaz cronista pictórico. Invasión francesa; levantamiento del pueblo de Madrid; motín de Aranjuez; abdicación de Carlos IV. 


En 1819 adquiere en las afueras de Madrid una villa a orillas del Manzanares que la voz popular le dio por llamar la “Quinta del Sordo”. Para decorarla desplegó su genialidad en las famosas “pinturas negras”, que revelan todo un mundo de fantásticas pesadillas y alucinaciones



Muere en 1828 en BurdeosGoya marca el comienzo de la pintura moderna. No dejó discípulos propios ni creó escuela porque su arte es único, pero sus huellas han sido el punto de arranque directo del impresionismo y del expresionismo de los siglos XIX y XX.

Retrato de Goya por Vicente López

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